Corria el año 1850 cuando un viejo comerciante madrileño (vendia perfumes en una calle con esos nombres españoles que los españoles les ponen a sus calles, como alfonso xi, o alfonso xii, o alfonso xiii) se dio cuenta que las gotas de lluvia que caian los dias de lluvia estropeaban su prospero negocio. Sobre todo porque los perfumes eran de muy mala calidad, y el aroma se iba con el mero contacto del agua, además de que cuando llovia la gente no se detenia a comprar perfumes en la calle, sino que lo hacia en tiendas especializadas y grandes almacenes.
Cansado de esta situación, organizó un partido de futbol entre todos los vendedores de perfumes de Madrid. Los perdedores estaban destinados a dejar el próspero negocio perfumero y convertirse en meros lacayos de los ganadores y sostenerles los paraguas cuando lloviese.
El viejo comerciante fue el capitán de los perdedores, pero lejos de aceptar su destino, y conforme a su formación comercial, organizó lo que fue la primera venta de paraguas organizada (con sindicato propio) del mundo.
Esto sería imitado en las principales capitales del mundo, llegando a convertirse en el próspero negocio que es hoy en dia.
jueves, 4 de febrero de 2010
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