jueves, 25 de febrero de 2010

miércoles, 24 de febrero de 2010

LLUVIA EN MADRID

Yo estaba asi, con el codito en el escenario. No había mucha gente, y era raro. Tampoco habia enteritos de jean. Mucha cámara digital, que también era raro. Y el vacito de cerveza salia 5 euros, que mas que raro era un robo. Pero no importa. A las 21.40 sale Skay y se escucha Lluvia sobre Bagdag. Yo de Skay estaba asi, a dos metros, hasta las arrugas de la cara le veia. 23.30 y a pesar de la poca gente, el pogo fue increible, te lo digo yo que seguia con el codo en el escenario y lo vi (por la edad, no estoy para andar saltando como un loco), y despues termina con Oda a la sin nombre, que me encanta, y a casita de nuevo, feliz.

Me mudo el sábado, si, aca cerca, a dos cuadras, ahi por calle Pizarro, antes de llegar a calle Luna. Asi que seguieremos siendo vecinos de Esperanza Aguirre, la presidenta de la comunidad de Madrid. La casa nueva esta buenísima, tiene un comedor chiquito, un living, habitación, estudio, cocina y baño, y como toda casa que se aprecie, sótano, porque una casa sin sótano es como un libro sin letras, o un poema sin sentimientos, o un madrid sin lluvias que ya te rompen un poco las bolas, que hace como 17 años que no para de llover y ya me tiene un poco cansado.

Después no hay grandes novedades, salvo que tengo sueño, y voy a estar sin internet varios dias por el tema de la mudanza, asi que tengo que bajar mogollon de series de internet porque tampoco tenemos tele en la otra casa, asi que hoy me voy a pasar el dia descargando todo loq ue pueda para esos dias. Adios. Yo.

martes, 16 de febrero de 2010

jueves, 4 de febrero de 2010

4 de febrero/DIA DEL VENDEDOR DE PARAGUAS

Corria el año 1850 cuando un viejo comerciante madrileño (vendia perfumes en una calle con esos nombres españoles que los españoles les ponen a sus calles, como alfonso xi, o alfonso xii, o alfonso xiii) se dio cuenta que las gotas de lluvia que caian los dias de lluvia estropeaban su prospero negocio. Sobre todo porque los perfumes eran de muy mala calidad, y el aroma se iba con el mero contacto del agua, además de que cuando llovia la gente no se detenia a comprar perfumes en la calle, sino que lo hacia en tiendas especializadas y grandes almacenes.
Cansado de esta situación, organizó un partido de futbol entre todos los vendedores de perfumes de Madrid. Los perdedores estaban destinados a dejar el próspero negocio perfumero y convertirse en meros lacayos de los ganadores y sostenerles los paraguas cuando lloviese.
El viejo comerciante fue el capitán de los perdedores, pero lejos de aceptar su destino, y conforme a su formación comercial, organizó lo que fue la primera venta de paraguas organizada (con sindicato propio) del mundo.
Esto sería imitado en las principales capitales del mundo, llegando a convertirse en el próspero negocio que es hoy en dia.